Establecimiento perteneciente a la red de educación municipal de Los Andes involucra a toda su comunidad en la creación de un huerto escolar que integra distintas asignaturas, desde biología a matemáticas.

Asignación de tareas, trabajo en equipo, conocimiento de procesos naturales como la germinación, fotosíntesis, descomposición, entre otros, son algunos de los conceptos que se han hecho parte del lenguaje común de los estudiantes de Escuela John Kennedy, esto gracias a su proyecto de compostera y huerto escolar.

Germinando la idea

Consuelo Montt, Profesora de Escuela John Kennedy y responsable de la actividad, comenta que todo inició con una simple pregunta a los más pequeños del plantel ¿De dónde vienen los vegetales? Ante esta interrogante, los alumnos responden que el origen de estos productos es el supermercado.

Es esta respuesta la que generó el llamado a la acción, una oportunidad de aprendizaje donde todos los cursos participarían de la creación y cuidado de un huerto escolar que hoy cuenta con una unidad para crear humus y otra para formar compost, dando así un importante uso a los mismos desechos orgánicos generados por el establecimiento para crear abono y dar vida a la plantación que hoy mantienen los estudiantes.

El proyecto

Conocer los distintos ciclos del crecimiento de los vegetales y sobre todo averiguar las propiedades que presenta el humus en el desarrollo de las plantas es parte de la investigación que la unidad educativa realiza, iniciativa que les ha llevado a participar del último congreso provincial de Explora en San Felipe y que representa una parte significativa de este esfuerzo escolar en torno a su huerto.

“Este proyecto es una pequeña raíz de una iniciativa más grande. Decidimos investigar la eficiencia del humus en la tierra en lo que respecta a germinación y crecimiento de las plantas, en el caso puntual del perejil, el poroto y la acelga. Son plantas que son fáciles de explicar en todo su proceso de crecimiento hasta tener el producto final que es fundamental para el consumo humano, lo importante es que cada niño ve estas etapas que se cumplen en los ciclos” detalla Consuelo Montt.

Un trabajo compartido

Involucrar a la totalidad de la comunidad educativa ha sido parte fundamental de este proyecto que lleva cuatro años de desarrollo, generando una dinámica dónde cada curso puede ver y aprender respecto a distintas etapas de desarrollo de las plantas y hortalizas. Mientras los alumnos más pequeños se encargan de la siembra y el riego, los estudiantes de segundo ciclo básico van conociendo respecto al trabajo de los microrganismos que participan en los procesos de descomposición para formar el compost o aprender respecto a las propiedades medicinales de ciertas especies.

“A nosotros nos favorece mucho trabajar fuera del aula. El aprendizaje es más significativo y los niños se involucran más, están experimentando y lo que nosotros queremos desarrollar habilidades mediante el aprendizaje efectivo, ha sido sumamente enriquecedor” Declara Marcela Alegría, Educadora de párvulos del establecimiento.